Quién sabe qué películas quedaran, pero después de ver Imatation Game no me cabe
duda de que esta será una de las pelis que me gustará volver a ver dentro de
unos años.
Es una peli emocionante, lo justo para que en momentos escogidos
apunte una lagrimilla en los corazones más endurecidos, clásica, porque está
contada sin alardes, sin movimientos extraños, sin escenarios oscuros, de modo
que sólo se presta atención a lo que se cuenta, llena de interés, con esas dos
tramas tan hábilmente mezcladas, el trabajo de un puñado de mentes brillantes,
matemáticos y lingüistas, por descifrar la máquina Enigma, en el
transcurso de la guerra mundial, que derrotó a los nazis, y la vida privada del
genio excéntrico Alan Turing, desde la secundaria a la universidad y a su vida
en el Manchester de 1952, tras la guerra, donde la poli le interroga por
conducta impropia y, según el guionista, le lleva a un callejón sin salida,
cada una de ellas contada con tanta sabiduría, con tanta acción y emoción, como
enfrentar a buenos y malos, a tontos y listos, a duros e inteligentes, como en
un buen thriller de acción en la primera trama, y en la segunda, el
descubrimiento, desarrollo y castigo de la homosexualidad de Turing, con tanta
sutileza y con tan poco morbo como pocas veces he visto tratado este asunto en
el cine, que se sume uno en la butaca y no quiere despegar.
Y qué bien está
hecha, todo contribuyendo a que sea una delicia, la música, el montaje, la
interpretación -¿por qué los actores ingleses son tan buenos? Lo siento por
Michel Keaton, pero Benedict Cumberbatch está insuperable. Seguramente otras
moderneces se llevarán los oscares principales, como Birdman, y qué
importa. Eso sí, ahora que los precios han vuelto a la sensatez, hay que hacer
el esfuerzo por ver la peli en pantalla grande.
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