No responde
la película a título tan pretencioso y es una lástima porque si nos hubiese
explicado un poco más, un poco mejor, las teorías cosmológicas de Stephen
Hawking, hubiera dejado de ser pretenciosa y nos hubiera complacido más. Pero
desgraciadamente las ideas o descubrimientos del científico quedan en un muy
segundo plano, en mero decorado para su historia sentimental. ¡Qué decepción!
Porque esta
peli es una peli sentimental y para eso no hacía falta recurrir a un gran
científico, hay historias parecidas a miles, jóvenes que se enamoran en la
universidad, enfermedades, sillas de ruedas, niños, otras personas que
interfieren, la vida que sigue a pesar de todo, es decir, el título tramposo
junto al diseño del artefacto peliculero juegan con el prestigio y el morbo
para darnos nada, nada, una peli sentimental. Está basada en el libro escrito
por su primera mujer y madre de sus hijos, Jane Hawking, y eso quizá la
condiciona, da un protagonismo excesivo a Jane (Felicity Jones) y a la vida
familiar de Hawking. La interpretación de Eddie Redmayne es espectacular,
circense diría yo, aunque no basta.
Hawking es
famoso por dos cosas, por su enfermedad degenerativa y por su cerebro. Lo primero nos lo cuentan bien, la aparición, el
pronóstico equivocado, el desarrollo, las implicaciones, la superación, la
confortación para quien esté en una situación parecidas, de lo segundo, lo que
a mí más me interesaba en ese caso, no se nos cuenta casi nada. En su contra
también ha jugado el estreno casi en paralelo de Imitation Game donde
tan bien se conjugan la biografía intelectual y la sentimental del
protagonista, las dos británicas, las dos bien hechas, bien interpretadas, bien
ambientadas, pero una llena de interés y la otra vacía. Para mi gusto.
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