Cuesta
comprender que en plena Castilla haya acérrimos seguidores, fanáticos del Barça,
como que haya gente en general que pierda su preciado tiempo viendo los
partidos de basket de la liga americana o de la Premiere ligue o tantas otras
cosas inertes o sin fundamento para sus propias vidas, pero lo que más
sorprende es ver en esos seguidores mesetarios del equipo de fútbol de Cataluña
fanáticos nacionalistas, no de allí sino de aquí. Me toca en el asiento de
vuelta del bus que me trae de la nieve a uno de esos intolerantes, con quien
intento razonar en vano. Le pido que me explique que le mueve y en ello se
parece a los fanáticos de allí, es algo íntimo y superior que no puede ser
explicado. Le digo lo que el Barça significa para Cataluña, señera más que la
senyera de la ilusión independentista, pero él lo niega, el Barça no lo es, dice
que mire lo que gritan sus seguidores en los campos, que oiga en qué lengua
gritan, lo que dicen los periódicos y radios deportivos, a eso no sé qué
contestar porque no acudo a los campos ni uso ese papel ni me limpio los oídos
con esas distrofias musicales y luego me lleva a la incongruencia
independentista, al sinsentido, a España y su indisolubilidad, acaba de
escuchar a un historiador decir en una conferencia que Cataluña nunca ha sido
independiente ni ha luchado por su independencia, pero no atiende a los datos
reales que le ofrezco, los del pasado, los del presente, 1640, 1714, la
sociología. Intento explicarle que la democracia es igual para todos, que todas
las opciones tienen derecho a ser oídas, representadas y discutidas. Saltamos a
la política en general, al paro, a la democracia otra vez, a comprender, le
apunto, que haya gente en situación dramática que vea en
Podemos una
opción válida, me dice que eso es imposible, que la economía mejora y que la
razón va en contra de que incluso los parados o las familias sin recursos voten
a ese partido nuevo. Dejo de razonar con él, derrotado, porque su pasión es
inasequible. Miro embobado la pantalla desplegada en el bus que muestra la
carretera adelante, con la nieve en los arcenes, más real, mejor iluminada que
si miro a través del parabrisas. Mi compañero se enfrasca en sus cascos escuchando
la retransmisión del partido. Gol de Piqué dice, contenido pero emocionado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario