Oscura
película, tanto que hay que aguzar la vista para entrever la silueta del protagonista
escapando por las calles sombrías de Belfast, perseguido por facciones
diversas, terroristas del IRA, provisionales y convencionales, católicos
airados y militares británicos reconvertidos en opacos justicieros. La cámara
son los ojos asustados del soldado, recién llegado, parte de una patrulla de vigilancia,
abandonado por sus compañeros junto a un compañero acribillado, escondiéndose sin amparo en medio de una selva
urbana en la que todos son alimañas. Como película de terror psicológico puede
valer, pero de ningún modo para entender lo que sucedía en Irlanda del norte en
esos años. Ponerse en el medio, como en casi todas las ocasiones, es una manera
de no entender nada, de escurrir el bulto, de renunciar a comprender qué pasa de verdad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario