¿Debe la
escritura salir a la calle y poner el oído o seguir su propio camino? ¿Debe el
escritor bucear en la corriente de su literatura y dejarse llevar por ella o
prestar su pluma a la lengua, pegarse a ella, dejar que el habla hable en sus
cuentos? Supongo que hay razones para una cosa y para la otra, buenos
escritores de lo llano y buenos de quedarse a solas en su buhardilla. Lo que
parece es que éstos, en España al menos, no sólo son más sino que se han hecho
con el estrado, se premian y son premiados. No hay más que ver la retahíla de
las listas de los mejores libros del año. Escritores literarios y escritores
del yó, con un yo bien acentuado, sordos al rumor de la calle, ajenos al mejor
español de ahora, el del Caribe y México. Curioso también que no salga en ellas
el escritor que ahora mismo, aquí en España, es el que más cerca está de la
lengua.
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