Un núcleo familiar vestido de domingo atraviesa la avenida. Padre
e hijo con traje, gris marengo y chaqueta con faldón el padre, negro con
la camisa suelta por debajo el pequeño. La hija, ya una moza, con una hermosa
chaqueta granate sobre falda que agita el aire, la madre con una túnica floreada, levemente avolantada a
media pantorrilla. Acuden a una celebración familiar. La hija lleva un paquete regalo
Corte Inglés. Es la única nota de color en esta avenida inhóspita del gran
barrio clase media de la ciudad: Parquesol, un barrio construido y habitado en
las décadas centrales del gran boom de la clase media en nuestro país, los ochenta
y noventa.
Todo él barrio está lleno de los temores y las ansias de esta clase que
colonizó nuestro país, pero que ahora con la crisis se desmorona. El leve
esplendor que fulgió en la primera década del siglo construido con materiales
poco sólidos está en franca decadencia, aceras levantadas, hierbajos, grietas,
hasta el boj que delimita el espacio de pequeñas parcelas conquistadas está a
medio cortar, ha crecido muy por encima de la discreta pulsión de ocultarse a
la mirada del mundo.
Junto al
barrio, el estadio y el centro comercial presentan ese aire provisional,
artificial, propio de la clase media, sin esa voluntad de permanencia y solidez
del espíritu burgués: el palacio de la ópera o la casa de piedra
con jardín. La obra de clase media tiene el aire frágil de la arquitectura de
los tres cerditos.
La ciudad respira un día húmedo verde, el cielo cubierto, tránsito entre lluvia y lluvia.
1 comentario:
Te he premiado con un Liebster Award!
http://psicologalaeliana.blogspot.com.es/2013/06/premios-liebster-o-la-importancia-del.html
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