lunes, 3 de junio de 2013

Libros a la venta

          

            Paseo por la feria del libro de Burgos. Hace unas semanas lo hice por la de Valladolid. La mayor parte de las casetas son institucionales. Pocos puestos. De la Diputación, de consejerías y ministerios, del Ejército, del Obispado, de ONG’s, de la Universidad. Y luego alguna librería privada de la ciudad. Ninguna editorial literaria, sólo locales. Y una caseta de firmas: autores mediáticos y locales. ¿En qué ha devenido la lectura? Fuera de los tomos con olor a imprenta y cubiertas poco atractivas de los libros subvencionados, sólo he visto mucha novela histórica, de serie negra y de fantasía juvenil. Todos muy publicitados. ¿Todavía se lee la gran literatura?, ¿se lee ensayo?, ¿y clásicos? Si uno mira los suplementos literarios se diría que sí, que hay público para esos libros, pero debe ser muy escaso. En las páginas de libros pirateados en la red pasa lo mismo, no hay libros importantes, por decirlo así, o muy pocos. Hay que entrar en los foros de esas páginas para ver de qué se discute o qué tipo de libros se piden o qué se comenta. Por eso los editores gritan y se desasosiegan. Es el negocio. El negocio se hace con la literatura basura. Sin embargo, las ferias del libro conservan la aureola de prestigio que confiere la palabra literatura o la palabra libro, cosa que no ocurre con la comida basura, de la que todo el mundo echa pestes. Con el tiempo, leer ensayos o leer a autores literarios será como pertenecer a un grupo secreto o a una secta, sus miembros se guiñarán el ojo en el metro o lucirán un símbolo en el ojal o se pondrán un sombrero o un fulard, esos que pasan ahora delante de las ferias sin apenas mirarlas con gesto displicente.

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