Se quejan los críticos de la
imagen distorsionada, folclórica, de cómic, que presentan de España las películas
americanas que se hacen aquí. Por ejemplo La
fría luz del día que está ahora en cartelera. De ella el crítico del periódico
dice: “cada vez que Hollywood decide poner los ojos en España para ambientar
aquí una de sus películas tenemos la mala suerte de que salen los ejemplares
más defectuosos de su cadena de montaje”. Debe ser que como estamos demasiado
cerca no vemos la mugre que nos rodea. Pero lo mismo o más pasa con nuestros
creadores cuando deciden hacer cine o literatura comprometida o social o crítica
o como ahora se llame. Qué hay de los cineastas vascos abriendo los ojos o de
los catalanes poniendo el oído o de los españoles en general abordando los
problemas peliagudos, no tratando asuntos muertos como crucifijos y sotanas,
señoritos y chachas. Los hay, claro, pero con escaso eco y ningún marketin.
Es lo que
pasa con Grupo 7, hecha por andaluces
para andaluces y españoles. ¿Quién podría tomarla como representación de la Andalucía actual? No
aparece la Sevilla
planchadita de los anuncios turísticos, pero menos los negocios de la clase política
que lleva 30 años mangoneando la región, a base de corrupción, nepotismo y
clientelismo, a la que los andaluces, recientemente, acaban de dar la absolución
y el aval para que sigan haciendo lo mismo. No hay “eres” en la película ni alcaldes
babeando ante maquetas de ensanches urbanísticos, ni aparecen las mafias de la
costa. Es una película amable, risueña, cachonda, con el salero andaluz como
aglutinante, sobre el trapicheo de los barrios en los que se mueve la mercancía
al por menor.
Como fondo aparece la transformación
de la ciudad en los años anteriores al 92, pero no se habla de los grandes
negocios de la época, sólo de las aventuras de una patrulla de jóvenes, el
grupo 7, cazando a pequeños traficantes o persiguiendo a unos cuantos yanquis. Cine
de palomitas, pues.
Lo que no
quiere decir que la peli no tenga su mérito, mérito crematístico quiero decir. Copia
la estética de la
Filadelfia de The Wire,
adaptada a los escasos medios de la industria española, combinando la ficción
con planos generales televisivos de la Sevilla pre 92, dota a cada miembro del grupo de
una circunstancia propia, es ágil en el guión y en la planificación, resuelve
la acción con mucho movimiento, a veces la cámara se pasa un poco, no se demora
en las escenas de cama o en las sentimentales y no hace hablar a los actores
innecesariamente, eso parece que lo han aprendido todos, y los actores, en general,
están a la altura. Para gente que quiere ver cine sin complicaciones.
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