No parece haber otro motivo que el comercial en la edición
por separado de los estudios introductorios a los grandes autores clásicos que
la editorial Gredos está acometiendo. Tengo a mano el Tito Livio de Ángel
Sierra de Cózar y lo que me pide el cuerpo a medida que avanzo en la lectura es
ir rápido a los volúmenes conservados de la gran obra de Tito Livio, Historia
de Roma desde su fundación (Ab Urbe condita). El libro que ahora
edita Gredos no es el que esperaría el lector, una biografía del gran autor latino, en cualquiera de
sus formas. Podría haber optado por centrarse en su vida o bien por la descripción
del contexto histórico político en que vivió y produjo su obra o bien en la propia
biografía de la obra, explicando cómo la concibió, cómo fue creciendo o se
interrumpió su escritura, como le afectó el tiempo histórico en que vivió, los
años de la llegada de Augusto al poder, cómo determinó la instauración del
principado su concepción de la historia y cómo la obra fue recibida en su
tiempo y por los historiadores de los siglos por venir. De todo eso habla
evidentemente el autor, pero de modo tan somero que se ve que es mera y rápida
introducción, una invitación para que el lector llegue cuanto antes a la
lectura de Ab Urbe condita, pero que no responde a las expectativas que el lector puede hacerse al adquirir este volumen.
Y es una
lástima. No es que no tenga interés lo que el autor cuenta, lo tiene, es un
magnífico resumen del estado actual de la comprensión y análisis de la obra de Tito
Livio. Pero está dicho de forma tan concentrada que es difícil disfrutar con un
trabajo así, cuyo objeto, como digo, no es construir una obra autónoma, sino
ponerse al servicio de la lectura que ha de venir a continuación.
Tito Livio
es un escritor que siempre ha generado polémica: ¿es un historiador o un
literato?, su forma de concebir la historia ¿está más cerca de Heródoto o de Tucídides?, ¿qué valor tienen las décadas iniciales, los libros dedicados a los comienzos de Roma,
donde no se desdeñan las leyendas o los pasajes míticos o los hechos difíciles de
creer que se atribuyen a los grandes hombres del pasado? De la inmensa obra de
Tito Livio se conserva un cuarta parte de sus 142 volúmenes –calcula el autor
que si midiéramos su trabajo con criterio actual, Tito Livio escribió un libro
de 300 páginas al año durante 40 años-, de desigual valor y con diferente
criterio historiográfico, pero todo el mundo coincide en que fue un gran
escritor. Su obra ha inspirado a historiadores, pero quizá más a literatos,
pintores y escultores, de ella surgieron personajes famosos: Virginia,
Sofonisba, Lucrecia, Horacios y Curiacios, Coriolano, Manlio Capitolino,
Cincinato. En general, se acusa a Livio de no tener una visión de
conjunto, de no tener conciencia del cambio histórico, de contemplar los hechos
como si formasen parte de una realidad inmutable; se le acusa de imprecisiones
cronológicas, de distorsiones moralizantes, de tendenciosidad patriótica, de
idealizar a los líderes romanos y de menospreciar a los plebeyos. No tenía
especial cuidado en verificar los detalles, las fuentes, aunque su relato se
puede considerar auténtico en líneas generales. Su concepción de la historia, según Ángel Sierra de Cózar, podría resumirse así: “un producto literario entre la oratoria y la poesía con
un toque filosófico en el acento puesto sobre la ética y la ejemplaridad
moral”.
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