jueves, 1 de marzo de 2012

Tito Livio


             No parece haber otro motivo que el comercial en la edición por separado de los estudios introductorios a los grandes autores clásicos que la editorial Gredos está acometiendo. Tengo a mano el Tito Livio de Ángel Sierra de Cózar y lo que me pide el cuerpo a medida que avanzo en la lectura es ir rápido a los volúmenes conservados de la gran obra de Tito Livio, Historia de Roma desde su fundación (Ab Urbe condita). El libro que ahora edita Gredos no es el que esperaría el lector, una biografía del gran autor latino, en cualquiera de sus formas. Podría haber optado por centrarse en su vida o bien por la descripción del contexto histórico político en que vivió y produjo su obra o bien en la propia biografía de la obra, explicando cómo la concibió, cómo fue creciendo o se interrumpió su escritura, como le afectó el tiempo histórico en que vivió, los años de la llegada de Augusto al poder, cómo determinó la instauración del principado su concepción de la historia y cómo la obra fue recibida en su tiempo y por los historiadores de los siglos por venir. De todo eso habla evidentemente el autor, pero de modo tan somero que se ve que es mera y rápida introducción, una invitación para que el lector llegue cuanto antes a la lectura de Ab Urbe condita, pero que no responde a las expectativas que el lector puede hacerse al adquirir este volumen.

            Y es una lástima. No es que no tenga interés lo que el autor cuenta, lo tiene, es un magnífico resumen del estado actual de la comprensión y análisis de la obra de Tito Livio. Pero está dicho de forma tan concentrada que es difícil disfrutar con un trabajo así, cuyo objeto, como digo, no es construir una obra autónoma, sino ponerse al servicio de la lectura que ha de venir a continuación.

            Tito Livio es un escritor que siempre ha generado polémica: ¿es un historiador o un literato?, su forma de concebir la historia ¿está más cerca de Heródoto o de Tucídides?, ¿qué valor tienen las décadas iniciales, los libros dedicados a los comienzos de Roma, donde no se desdeñan las leyendas o los pasajes míticos o los hechos difíciles de creer que se atribuyen a los grandes hombres del pasado? De la inmensa obra de Tito Livio se conserva un cuarta parte de sus 142 volúmenes –calcula el autor que si midiéramos su trabajo con criterio actual, Tito Livio escribió un libro de 300 páginas al año durante 40 años-, de desigual valor y con diferente criterio historiográfico, pero todo el mundo coincide en que fue un gran escritor. Su obra ha inspirado a historiadores, pero quizá más a literatos, pintores y escultores, de ella surgieron personajes famosos: Virginia, Sofonisba, Lucrecia, Horacios y Curiacios, Coriolano, Manlio Capitolino, Cincinato. En general, se acusa a Livio de no tener una visión de conjunto, de no tener conciencia del cambio histórico, de contemplar los hechos como si formasen parte de una realidad inmutable; se le acusa de imprecisiones cronológicas, de distorsiones moralizantes, de tendenciosidad patriótica, de idealizar a los líderes romanos y de menospreciar a los plebeyos. No tenía especial cuidado en verificar los detalles, las fuentes, aunque su relato se puede considerar auténtico en líneas generales. Su concepción de la historia, según Ángel Sierra de Cózar, podría resumirse así: “un producto literario entre la oratoria y la poesía con un toque filosófico en el acento puesto sobre la ética y la ejemplaridad moral”.

No hay comentarios: