domingo, 25 de septiembre de 2011

El embalse de Vega del Tera, Zamora



116 cadáveres permanecen embalsamados, bajo el lodo y los peñascos arrastrados. Fue un frío día de enero de 1959, tras una jornada de lluvias torrenciales, cuando el agua desbordó el muro de la presa, la quebró y arrambló río abajo hasta llegar a Ribadelago, donde los paisanos dormían, y juntarse, por fin, con las aguas del lago de Sanabria. La construcción de la presa de Vega del Tera se hizo deprisa, faltaba cemento, no hubo los controles que tales obras exigen. 


Hubo vecinos que oyeron el estruendo, despertaron y huyeron, algunos volvieron a por sus pertenencias y murieron. De 549 habitantes que tenía Ribadelago, 144 desaparecieron. El agua durante catorce minutos alcanzó los nueve metros de altura. Hubo juicio e indemnizaciones. Se establecieron diferencias entre hombres, mujeres y niños. Muchas no se cobraron porque familias enteras desaparecieron o emigraron o no las reclamaron. Quienes cobraron lo hicieron a cuenta de casa en el pueblo nuevo.

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