miércoles, 30 de marzo de 2011

"No hay zar, no hay Dios!"



Es conocida la anotación que Franz Kafka hizo en su diario personal de el 28 de julio de1914:
"Hoy ha estallado la guerra, por la tarde he ido a la piscina".
Es menos conocida la del zar Nicolás II el Domingo Sangriento en San Petersburgo, 22 de enero de 1905, cuando la Guardia Imperial cargó contra una multitud de trabajadores pacíficos que acudieron a las puertas del Palacio de Invierno para entregar al zar una carta pidiendo mejores condiciones laborales. Conducidos por el padre Gapón los manifestantes portaban iconos religiosos, además de retratos del zar. La Guardia cargó sin piedad, murieron más de mil manifestantes y otros cinco mil resultaron heridos. El padre Gapón, quebrada su buena fe, gritó: "No hay zar, no hay Dios!". Fue el grito que inició la revolución de 1905, el preludio de una sucesión de desastres y la descomposición del imperio.

Esta es la anotación de Nicolás II en su diario:
"Un día terrible. Las tropas tuvieron que disparar en muchos lugares de la ciudad y hubo muchos muertos y heridos. Dios, qué doloroso y terrible. Mamá vino a misa directamente de la ciudad. Almorzamos juntos. Un paseo para Misha. Mamá se queda a pasar la noche con nosotros."

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