lunes, 14 de marzo de 2011

Más allá de la vida

Qué flojita la historia que Clint Eastwood cuenta en su última película. Ni suspendiendo la incredulidad ante el tema que enlaza las tres historias que cuenta y que da título a la peli, Más allá de la vida, funciona. El tema de qué es lo que sucede al morir, lo que cuentan los que han pasado por la experiencia de estar clínicamente muertos y haber vuelto a la vida, es de nuevo aquí un mcguffin, una excusa para montar el relato; no parece que al director le interese mucho, no se esfuerza en avalar semejante hipótesis, tan sólo lo utiliza para enhebrar las tres historias, la de una periodista francesa que vivió una experiencia de ese tipo cuando el tsunami de Indonesia, en 2004, la arrastró bajo la furia de las aguas, la de un muchacho que pierde a su hermano gemelo en un accidente, en Londres, y la de un psíquico (Matt Damon), americano, una de esas personas que tiene el don de comunicarse con los muertos, que quiere liberarse de la pesada carga que es el don.

Por tanto el tema no interesa mucho, como no sea a los creyentes en historias fantásticas, el resto es relato y aquí es donde, desde mi punto de vista, Eastwood flojea. A pesar de la referencia continua a Dickens, autor que apasiona al psíquico, con lo que Eastwood parece querer decirnos que es la construcción del relato lo que le interesa, la película dista mucho de ser redonda, a la manera de El Gran Torino o Million Dollar Baby. Es una peli formalmente correcta, clásica dicen los críticos, pero le falta pasión al no implicarse en ella y un guión más interesante. Sólo atrapa la secuencia inicial, la del tsunami, bien rodada, apasionante. Después, no suceden grandes cosas y la espera para ver cómo confluyen las tres historias no se ve recompensada; al final no sucede nada y lo que sucede en banal, intrascendente. A Clint Eastwood le están fallando los temas, aunque siga manteniendo la sabiduría técnica del gran clásico que ha llegado a ser.

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