Los veo en la calle con sus bicis hablando en español, como sus familias, casi todo el mundo habla en este idioma. Sin embargo las autoridades electas han decidido que el idioma en que se les escolariza es otro, la lengua propia de la tierra, dicen, la lengua propia de la tierra. Esta es una zona de aluvión, inmigrantes antiguos y nuevos. Casi todos los pueblos del área metropolitana son así. A la discriminación de origen, por el grupo social, por el país de origen, se añade la lingüística. La izquierda radical hace tiempo que dejó de hablar de libertad, desde hace menos tiempo de igualdad, ahora enarbolan artificios ideológicos como la identidad. La izquierda moderada se ha ido adaptando al nuevo discurso. La igualdad está dejando de ser un valor por el que pelear.
Quizá sea en la educación donde la desigualdad es más evidente. El Estado no pone en manos de todas las familias las mismas oportunidades. Desde el principio, varias redes separan a los hijos de grupos sociales diferentes y deja en la red pública un almacén de niños sin especial discriminación en función de las necesidades de cada uno. Donde más clara es la desventaja con que parten muchos niños es en la lengua en las regiones con una lengua que llaman propia. Parten con desventaja porque no se les atiende en su lengua materna y porque suelen ser hijos de inmigrantes, antiguos o nuevos, con mayores necesidades de atención y socialización.
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