del
estanque de los mártires brotaban chorros rojos
una
cortina de azulejos daba entrada a la ciudad
Jazd
la ciudad de barro
aquí
llegaban las caravanas de Shiraz
camellos cargados con tesoros de oriente
los
comerciantes la hundieron
en
las entrañas de la tierra seca
hicieron
bajar el agua de los Zagros cercanos
y
el desierto floreció en jardines
aromáticos
frescos ventilados
lujo
en la tierra inhóspita
las
mujeres alternaban los ojos
hundidos con sonrisas ligeras
los
hombres ociosos preguntaban
de
dónde son los turistas
de
Messi, respondían, de Cristiano
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