martes, 3 de junio de 2008

El profesor en la trinchera

José Sánchez Tortosa, profesor en un centro de Madrid publica El profesor en la trinchera un diagnóstico de la situación de la enseñanza media. Una guerra entre la tiranía de los alumnos defendiendo su ignorancia y la frustración de los profesores tratando de combatirla. El objetivo –de la LOGSE y de la LOE- de una enseñanza liberadora se ha convertido en “una educación que produce siervos y tiranos al mismo tiempo. No ya porque tiranicen al profesor, que en algún momento puede suceder, sino porque ellos mismos se imponen su propia ignorancia y, en vez de combatirla, la defienden y se la imponen a los demás”.

Los profesores tienen que librar una especie de batalla diaria e ir a la trinchera”. “La relación que se establece es de antagonistas”. “Ven al profesor no como alguien que quiere inculcarles unos conocimientos, sino como a una especie de guarda jurado que les encierra en el aula durante una hora para enseñarles cosas que no les interesan en absoluto. Los pocos alumnos dispuestos a aprender, están en una especie de islote heroico en mitad del desierto”.

La verdadera guerra en las aulas se establece contra la ignorancia de los alumnos. El docente a veces no encuentra aliados ni entre los mismos profesores, y tiene enemigos entre los alumnos y los padres. De esta situación deriva la frustración de los profesores que se encuentran sin armas para dar la batalla a la que están destinados”.

Sánchez Tortosa hace una comparación con el universo Matrix: el maestro, o Morfeo, sería el liberador estresado, y el alumno, Neo, el esclavo liberado. Como en el mito platónico de la caverna, la educación consiste en ayudar al esclavo a salir de la ignorancia, algo que resultaría imposible para sus solas fuerzas. Por ello es fundamental que el docente no deteste su trabajo y que quiera luchar cada día contra la desesperación que le provoca su condición de Hombre Invisible, bufón, obstáculo, enemigo… a los ojos de sus alumnos, esos mutantes con el gesto de Bart Simpson en el rostro.

¿Hay remedio? Sánchez Tortosa pone el ejemplo francés, donde con un contexto social muy parecido al español, “la educación ha cuidado tradicionalmente mucho el esfuerzo y el nivel académico”. “Pero esto en España no sucede”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es cierto, la docencia es altamente frustrante: el alumno defendiendo su ignorancia el nosotros los profesores tratando de combatirla, aún en contra de los mismos padres de familia...
Mi estrés y frustración son cada día más fuertes, mi salud física y mental se ha visto seriamente mermada tras 22 años frente a un promedio de 12 grupos que atiendo, con 50 alumnos en cada uno, de 7 a 14 horas de lunes a viernes, durante 200 días que tiene el año escolar mexicano. Miguel Ángel Contreras Mazuzky