martes, 24 de septiembre de 2024

De Ragusa a Modica y Noto

 



El Valle de Noto es conocido como el valle de las catedrales barrocas, dispuestas como escenario para la representación del poder. Entramos, viniendo de Ragusa, pronto en la mañana, por el ancho Corso Umberto I. A un lado se yerguen como mausoleos de un poder caduco Los grandes Duomos e iglesias tridentinas y, al otro, los algo más modestos, pero vivos, edificios del poder civil: el Teatro de la Ópera (Garibaldi), el ayuntamiento, el liceo, el Palacio de Justicia. Modica es la ciudad del chocolate. Las cafeterías humean. Probamos un pastel de tres chocolates con sendos capuccinos, y muestras de chocolate para regalar.


El pueblo era un teatro, un proscenio de piedras rosas, una fiesta de maravillas. Y cómo olía a jazmín por la noche. Gesualdo Bufalino.


Como en Ragusa, la ciudad se construyó sobre la ladera de un cerro. Ascendemos por callejuelas siguiendo las indicaciones que nos llevan a la casa natal de Salvatore Quasimodo, el poeta Premio Nobel. Delante de la modesta placa que lo recuerda, leemos un poema nostálgico que escribió desde la lejana Lombardía. 'Lamento por el sur' (léelo aquí, verás que es mucho más interesante de lo que supones)


La luna roja, el viento, tu color

de mujer del Norte, la llanura de nieve…

Mi corazón está ya en estas praderas,

en estas aguas anubladas por la niebla.

He olvidado el mar, la grave

caracola que soplan los pastores sicilianos...




Seguimos ascendiendo por empinadas escaleras para llegar al castillo que lo corona. Lo hacemos para ver desde lo alto la perspectiva inversa: las impresionantes torres y cúpulas, las casonas, los palacios, la huella del pasado borbónico, de cuando esta tierra estuvo dominada por nobles españoles.


Por tres veces se reconstruyó la ciudad tras los terremotos de 1542 , 1613 y 1693. Imponente, como retando a la naturaleza, se eleva la Catedral de San Giorgio. Hay que verla desde lo más alto - la cúpula y la torre- y desde lo más bajo - los 164 escalones y el jardín colgante que los precede- para hacerse una idea de la fantasía humana que sueña con ser más estable y duradera que la caprichosa naturaleza.




En el interior basilical de cinco naves suena el órgano, acompañado de clarinete y voces. Ensayan para una próxima boda. Si en el exterior el ascender en contrapicado te convierte en miniatura, en el interior el atronador sonido de los cientos de tubos del órgano te conminan al silencio. Hay tal profusión de pinturas, esculturas y adornos que es imposible mirar ordenadamente, de someter lo que estás viendo y oyendo a una mirada racional.


Cuántas catedrales, cuántas iglesias, cuántos Palacios. Incontables. Echa un vistazo a la Wikipedia italiana y lo verás. Cómo es posible tanta riqueza monumental para una ciudad tan pequeña (50.000 habitantes). De dónde surgió todo este derroche. Cuántos, durante cuántos siglos tuvieron que inclinar la cerviz.




Tras un breve relax en coche, algo menos de una hora, la intensidad emocional se traslada a Noto. Noto es una pequeña ciudad de algo más de 20.000 habitantes que, sin embargo, tiene una zona monumental que pocas ciudades españolas tienen. Hemos buscado los escenarios barrocos donde Antonioni rodó La aventura, en 1960:




La plaza con un semicírculo de escaleras tras un muro, desde donde los hombres de la época asediaban con la mirada a Mónica Vitti (una escena que se repite en la segunda temporada de White Lotus); la explanada, entre la catedral de San Nicolò y el seminario y casa arzobispal, donde el protagonista, desquiciado por la desaparición de su novia y el deseo por su amiga, derrama un tintero sobre el bosquejo que un joven está haciendo del lugar; la casa del seminario de donde sale como un rebaño un numeroso grupo de novicios seguidos por el prefecto, todos vestidos de negro, y a los cuales sigue el protagonista; también la terraza de la iglesia de Santa Clara desde la que se toma la escena, pero no, como yo creía, la final, cuándo Mónica Vitti con los dedos de la mano extendida, duda si acariciar a su enamorado, de espaldas ambos, sentado en un banco, tras haberlo descubierto la noche anterior haciendo el amor en un sofá con una prostituta de lujo. La escena discurría en el Gran Hotel de Taormina, como me hizo notar B.




No nos hemos privado de comer en la vía principal de Noto, en la terraza más concurrida, más cara pero no memorable, por el escenario barroco de fondo.


El recorrido entre estas ciudades y hasta Siracusa, entre campos con muretes separadores de piedra, no está tan sucio como en días anteriores hemos visto en Sicilia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario