miércoles, 30 de octubre de 2019

Cantaban pájaros



Este es el poema perdido que exaltaba la tarde dorada,
la tarde en que el sol se malmetía en el lejano occidente,
en el había pájaros cantando con tantas voces que yo no podía distinguir,
uno que prolongaba su voz melancólica, el que llamaba insistente, el que repetía un trino incansable,
el que picoteaba el aire con breves llamadas,

en él había una pared llena de sol a la que los gurriatos entraban por las rendijas,
en él había una bandada de estorninos que se agrupaban en las antenas,
en las torretas eléctricas, en la cumbrera de las casas,
para buscar el árbol de la noche,
en él había dos gallos que repicaban,
en él sonaba el regato del agua cayendo en el arroyo,
en él había silencio y había música y había serenidad,
en él estaba yo y estaba ella,
ya no habrá poema,
esa tarde dorada ya no volverá,
ni volverá mi corazón henchido


Pero cuando el sol iba cayendo en el lejano occidente, me he puesto en manos de Schumann, ya que no podía en las de Clara Wieck, buscando acordes en las franjas rosa y naranja de los bajos y delgados cirros, “Ella es poesía, ella es el poema” decía de Clara Robert Schumann.


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