De pronto
Hacia el este en la amanecida
Un gran ojo celeste se abre
Entre nubes desmadejadas
Un dios con ojeriza
Muestra el espanto
Por aquí has a caer
Pero no es más que la naturaleza maravillosa y terrible
Un aviador sabe que por encima la divinidad es gris plomiza y acerada
Y por abajo un pastor contemplativo
Sabe que pronto habrá de apartar los ojos
El sol verdadero se los abrasaría sin contención
Solo una nube de guedejas resiste
Huella de los tormentosos días
El divino sol hace florituras
En un firmamento tan azul como vacío
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