domingo, 12 de septiembre de 2021

Artistas nazis en la Alemania democrática

 



El Museo de Historia de Alemania está en obras como no ha dejado de estarlo Berlín desde hace mucho. La colección permanente no está disponible, sí se pueden visitar grandes exposiciones en el ala del museo que ha levantado el arquitecto Pei, el de la pirámide del Louvre. Ahora hay dos. La primera hace un repaso de la historia de la Documenta de Kassel, cómo sus gestores han tratado el arte de las dos Alemanias que existían antes de la caída del muro. Me han llamado la atención dos cosas: la postura comprensiva hacia el realismo social del este y la sobrevaloración de los artistas críticos de izquierdas en la Alemania Federal. En los años anteriores a la caída del muro esa actitud fue cambiando. También cómo en los carteles electorales de finales de la guerra el SPD igualaba al partido adversario, la CDU, con la propaganda que habían hecho los nazis, como si ambos fueran hijos de la misma calaña. Me ha recordado la malafollá de las campañas electorales del PSC en Cataluña, dirigidas por Javier Zaragoza.


La exposición realmente interesante es la dedicada a los artistas de largo aliento que trabajaron para los nazis y, prácticamente sin transición, para la RFA. En 1944, Hitler y Goebels confeccionaron una lista de artistas entregados al régimen y bendecidos por él. Les salieron 114. Y la llamaron La ‘lista de los favorecidos por Dios’, Gottbegnadeten-Liste, que da título a la exposición. Algunos de ellos ya habían firmado documentos contra quienes al decir nazi practicaban un arte degenerado, como era el caso de Paul Klee o Mies van der Rohe. Si durante el nazismo, los 114 escultores y pintores al ser considerados ‘indispensables’ se salvaron del trabajo y de tener que ir al frente y recibieron encargos, dinero y honores, después de 1945 a 'los favorecidos por Dios’, tras breve cuarentena, se les dio trabajo en academias de arte, pudieron hacer exposiciones y recibieron encargos. En la exposición aparecen artistas de la lista como Willy Meller, Adolf Wamper, Arno Breker, Hermann Kaspar, Werner Peiner y Paul Mathias Padua. La mayoría trabajaron en la RFA, pero alguno hubo que lo hizo para la RDA hasta que cambió el viento y, entonces, se trasladó al otro lado para seguir trabajando.


He seguido lo que había en la exposición de Arno Breker, uno de los pocos que conozco. Reproducciones de su obra, textos, libros, videos. Seguir su pista es seguir la de Alemania, cómo ha ido cambiando la percepción del asunto. Tras la guerra ‘desnazificar’ el Estado fue imposible. No había tanta gente no nazi como para hacer la transición a un Estado liberal democrático. La mayoría de los nazis siguieron en sus puestos. ¿Hubo durante el nazismo funcionarios no nazis? Se hizo tabla rasa, se olvidó rápidamente. He visto dos entrevistas a Arno Breker. En la primera, en los 50, aún joven, a las preguntas algo comprometidas respondía que si trabajó con unos y otros sin problema era porque él como artista captaba el espíritu del tiempo, así que ofrecía a unos y otros lo que esperaban de él. La segunda fue realizada en el contexto de una gran retrospectiva que le hacen en Berlin, con gran fasto. Ya era mayor, moriría poco después. El entrevistador le hace un tercer grado. Balbucea, calla pero al final dice que ahí está su obra, que él era apolítico, que trabajaba en su taller atento a su arte y no a la actualidad.


Quizá la transición de los artistas nazis al servicio del estado democrático no fue difícil porque en la posguerra la demanda de obras se benefició de un neoclasicismo que enlazaba con el gusto de los nazis y en contra de las vanguardias, ya olvidadas, de comienzos de siglo. Cuando intentan dar el paso a un arte modernista el resultado es patético.


Hacer el turista...




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