Contar una vida. Si nos diese por contar nuestra vida despojada de cualquier convencionalismo, qué quedaría. Ya sería difícil recordar los episodios fundacionales de nuestra personalidad si es que los hay y tal cosa como una personalidad existe en el tiempo. Qué hay en nosotros que no esté tocado por las convenciones. Robin Wright la actriz y directora de está su primera película abandona la vida civilizada y se pierde en una caseta abandonada en medio del bosque. Está profundamente herida pero los breves flashback que intentan explicarnos los porqués no lo logran suficientemente. Romper con la vida civilizada y ofrecerse a los rigores del invierno en las Rocosas, sin habilidades para la supervivencia y sin posibilidad de aprender sobre la marcha debería tener una explicación convincente: una abstracción poética sobre el destino del hombre, un trastorno psíquico o una decisión moral reparadora.
La primera parte de la película parece proyectar una explicación de ese tipo: la naturaleza impone su ley por encima del hombre (mujer) voluntarioso. La belleza otoñal y la crueldad que le sigue. La mujer queda exhausta, sin alimentos, sin leña en el hogar, sin potencia para sobrevivir. La vemos derrumbada tras la puerta de la pequeña cabaña. Muerta. Es entonces cuando llega la convención. El renacer primaveral llega en forma de un cazador mejicano que con ayuda de una enfermera resucita a la mujer muerta o casi muerta. La arropan la tienden junto al fuego le curan las heridas del frío le ponen un gotero. El cazador es la bondad: le promete que no invadirá su intimidad, pero le enseñará las habilidades de la supervivencia: cazar pescar cortar leña despellejar a un animal guardar su carne y le ofrece su compañía en breves visitas periódicas. Hay una última secuencia que no merece ser relatada porque ya no parece ser cine de hoy sino de otra época cuando el mundo parecía estar ordenado y cada cual esperaba encontrar su lugar exacto en él.
Esta es la decepcionante primera película como directora de Robin Wright, de la que salvo el comienzo, la retirada a la naturaleza salvaje, pero que se autodestruye con un guion convencional y un final bondadoso.
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