Desde mediados de los 70 los niños de Occidente ya no padecen las enfermedades infantiles tradicionales como el sarampión, las paperas o la rubeola y el miedo a la polio paralítica queda en el recuerdo. Jenner con su vacuna contra la viruela y Louis Pasteur con la suya contra la rabia son héroes de la humanidad. "La inmunización ha tenido un efecto gigantesco sobre la salud humana en todo el mundo", afirma Dorothy H. Crawford en El enemigo invisible, pero las vacunas no son completamente seguras. Siempre hay un riesgo personal en la vacunación (la vacuna contra la polio que se suministra en tres dosis a los niños es sumamente segura pero causa la polio paralítica en alrededor de uno de cada dos millones de vacunados), pero los que deciden no vacunarse son en cierta forma parásitos de los demás. Cada individuo depende de otros para que se mantenga un nivel de inmunidad colectivo alto.
La viruela mataba a una tercera parte de los afectados. Se erradicó del Reino Unido en los años treinta y en Estados Unidos y en Europa en los 40. En una vasta operación de la OMS por todo el mundo se consiguió erradicar el virus en 1980. Se conservan, no sin voces contrarias, muestras bajo control en Atlanta y en Moscú. Tras el increíble éxito del programa de la OMS con la viruela ahora tiene una lista de objetivos a seguir: la polio y el sarampión están cerca de su extinción, pero las campañas contra la rabia y la hepatitis B están en sus primeras etapas. Hay en proceso múltiples modos de vacunación y también desarrollo de fármacos antivirales. ¿Pero podrá un nuevo tipo de virus eliminar a la humanidad?
Tres tipos de virus amenazan nuestra existencia.
Los herpesviridae nos acompañan desde que hace 80 millones de años se transmitieron a los mamíferos. Al principio eran agresivos pero han coevolucionado con nosotros alcanzando un estado de mutua tolerancia. No amenazan la vida de un huésped sano pero no son completamente inofensivos. Por ejemplo, el herpes simplex se reactiva de vez en cuando y es molesto y el Epstein-Barr puede causar tumores cuando se libra del sistema inmunitario por una infección del VIH o por fármacos supresores de la inmunidad. Y puede matar. Puede que de alguna manera la inmunidad de los mamíferos controle pero no elimina esos virus antiguos que utiliza para su autodefensa.
Los virus jóvenes como el sarampión o la viruela causan epidemias y pandemias. Hallaron su vía de entrada a las comunidades humanas en la revolución que trajo consigo la agricultura hace unos 10.000 años. Aprovecharon la proximidad entre el hombre y sus animales de granja para saltar de una especie a otra. Eso ocurrió con el virus rinderpest qué provoca el sarampión, y la viruela tuvo su origen en el virus de la vacuna. Poco a poco con la coevolución se fueron haciendo menos letales, aunque la vacunación qué inventó Jenner en 1796 ayudó mucho. Sin embargo las granjas superpobladas de cerdos de la actualidad son un caldo de cultivo para la mezcla genética del virus de la gripe. En cualquier momento puede aparecer una cepa nueva que cause una pandemia humana.
Nuestros mayores adversarios son los virus nuevos que, impredecibles, aparecen de golpe, al azar, en remotos lugares del mundo. Ha sido el caso del covid-19. La falta de experiencia con ellos causan enfermedades graves, a menudo fatales. Algunos como el VIH cruzan la barrera de especies, otros como la gripe mutan con regularidad y burlan nuestras defensas. El hombre al colonizar nuevos territorios perturba el ecosistema natural y causa efectos en cadena en plantas, animales y microorganismos. Los virus aprovechan esos desequilibrios y causan una nueva enfermedad humana. La viruela ya no existe en la naturaleza, el sarampión y la polio están cerca de su extinción, pero ¿podría ocurrir que el vacío que dejan en el ecosistema sea ocupado por otros microorganismos quizá peores? Es lo que podría ocurrir con el monkeypox o viruela simiesca que ha producido varios brotes altamente letales en el Congo. El desequilibrio con nuestro entorno natural es la razón directa del reciente aumento de nuevas infecciones víricas.
Los virus podrían ayudarnos en terapia génica por ejemplo para sustituir genes defectuosos en las células, también como bala mágica para tratar tumores. Los virus han sido los malos que crean enfermedades pero ahora estamos enseñándoles a ser útiles.
Todo lo anterior es una transcripción del libro El enemigo invisible de Dorothy H. Crawford.
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