martes, 5 de mayo de 2020

RBU



No hay plan. Decepcionante, descorazonador. Ni en el gobierno ni en la oposición. Parece como si todos estuviesen esperando que suceda lo que prevén: asaltos a supermercados, ocupación de pisos, violencia callejera. Solo entonces presentarán, qué. Tenemos la experiencia del 2008 y siguientes. Sabemos lo que no se debería haber hecho, lo que se hizo a medias. Sabemos que del experimento surgió un genio inesperado de la botella, el populismo. Hay un remedio sobre el que se ha teorizado y del que se han hecho algunas pruebas. Se llama renta básica universal. Todos los ciudadanos recibirían una paga por el hecho de serlo. Esa paga tendrá un carácter parecido al derecho al voto, a la asistencia sanitaria o a la libertad de expresión o a la libertad de culto. Un derecho universal. Cómo el oxígeno que nos da la vida y se extingue con el último aliento. Como derecho lo debe suministrar el Estado, sin depender por tanto del color del gobierno ni del partido que lo sustente. Como tal derecho debe tener dos cualidades: ser universal y ser incondicional. No depende de que seas rico o pobre, diestro o cojo, inteligente o menos inteligente. Y nadie puede preguntarte a qué dedicas el dinero que recibes, como en la libertad de culto no se te pregunta a quién diriges tus rezos.

Por qué no lo presentan, lo debaten o lo implementan como el punto primero y principal del plan para salir de la crisis. Los partidos de derechas creen que limitaría la iniciativa y el emprendimiento personal. Prefieren apoyar a empresas que creen puestos de trabajo o hacer que no quiebren para no perderlos y en última instancia, la caridad. El ejemplo de esa política fue el rescate de las cajas de ahorro. Por qué salvar a empresas quebradas, por qué tirar el dinero. Los inversores deben apechugar con sus malas inversiones o inversiones de riesgo. Los desempleados tendrían la RBU antes de buscarse otro empleo. La izquierda cree (es una fe) en la sociedad asistencial, pobrecitos. En eso, como en tantas cosas, ha heredado el espíritu caritativo cristiano. Ambas, izquierda y derecha, además, con esas políticas ansían controlar nichos de votos, electores cautivos. Clientelismo se llama uno de los peores enemigos de la democracia.

Objeciones.
1. De dónde se saca tanto dinero para implementar la RBU. Se van a disponer de ayudas millonarias y préstamos de la UE, ¿dónde va a ir todo ese dinero? Se pueden fundir parte de las ayudas sociales con la RBU. Se pueden subir los impuestos temporalmente a las rentas más altas. Y se puede y debe recortar las pensiones y el salario de los funcionarios. ¿Por qué en las crisis estos nunca la padecen como los demás? ¿No son ellos precisamente los que nunca dejan de hablar de solidaridad? Además si hay rescate de la UE, eso será lo primero que exijan. Por otro lado buena parte de la RBU será devuelta cuando se haga el IRPF. Si se hacen cuentas no parece inabarcable, es factible, solo falta presión popular, voluntad y solidaridad. La RBU dinamizará el mercado tras la crisis, dinero para gastar.
2. Qué pasa con los que no necesitan la RBU: el dinero recibido lo tendrán que devolver en la declaración de la renta. No les sacará de ricos, hasta pueden sentirlo como una ofensa. Recibir una mísera paga del Estado.

El objetivo de la RBU es doble, liberar de la necesidad al hombre  y con ello preservar su dignidad. La vida es un regalo que la naturaleza nos da. La dignidad es una adquisición de la civilización. Ser deudores fue una condición que desde antiguo llevó a la esclavitud, física o mental. Para ser hombres libres no tenemos que deber nada a nadie. Que con la cabeza alzada, los ojos abiertos y la lengua suelta podamos decir no siempre que nos de la gana. Ese es el objetivo. Pero soy pesimista, no es este un país de hombres que pongan por delante ser libres e iguales, aunque siempre cabe un partido que por la presión del impulso ciudadano diga, la libertad, ahí la tenéis aunque no la queráis.

Por qué no hay pliegos, pancartas, altavoces en las calles clamando por la RBU o plataformas en internet recogiendo firmas. Por qué no se grita en los balcones. Ni la Venezuela de Maduro ni la Hungría de Orban o la Polonia del PiS, una sociedad de hombres libres e iguales.



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