sábado, 2 de mayo de 2020

Hemos puesto un pie en la cara oculta de la luna



Satisfecho, eufórico, como si viniese a hacer el balance tras haber ganado la guerra, el gorro con escudo y penacho en el atril, las charreteras sobre los hombros, el correaje, el cinturón bien ajustados, el sable rozando la pierna, los faldones acariciándole las posaderas, las botas granaderas con espuelas, mirando al invisible, sabedor de que un país le mira, le atiende, le aplaude orgulloso de su victoria, distribuyendo las ganancias, abriendo la mano para que el país retome el pulso y disfrute de la nueva normalidad tan bien ganada, palmeando por el nombre de pila, cercano, condescendiente, a quienes en nombre del pueblo le hacen preguntas sobre cómo fue, quitando carga a las que puedan ser comprometidas, convirtiendo las dudas en elogios, en ramo de galardones para todos los que han presenciado el duro combate con el enemigo, generoso con los críticos en esta hora irrepetible, desdeñoso con los agrios a quienes no va a seguir, sin dejar de atender ninguna, volviendo a ellas si por el camino las ha olvidado, porque no es la hora de la amargura ni del reproche, ni del recelo ni del mal gesto, en su mirada franca, en su rostro abierto, en la ligera sonrisa del triunfo caben todos, todos están invitados a la fiesta, dadivoso en ayudas y subvenciones, próximo a la necesidad, que el país se abra al sol que dora nuestros destinos, al esplendor de mayo en que todos volveremos a pisar la calle, niños y ancianos, deportistas y dependientes, que abran las peluquerías y las tiendas un ratito, las empresas y los negocios, a todos os quiero, estadme agradecidos, bien merecido tengo el poder excepcional que me dais y me vais a seguir dando para poder dar las ayudas que tantos necesitan para recomponer su negocio, para sostener las familias, para aliviar los estragos que la guerra ha ocasionado, “que todos arrimemos el hombro”, ¿cómo no va a estar justificado “el estado de alarma que ahora mismo estamos disfrutando en una nueva prórroga” en un momento en el todavía las certezas son más ligeras que las incertidumbres? Os quiero, pueblo mío.


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