domingo, 30 de septiembre de 2018

Moral tribal




          Quizá el ministro que tenía que haber dimitido en primer lugar, aún antes de ser nombrado, sea el actual titular de Cultura. Hoy se manifiesta en todo su esplendor en un artículo en El Mundo donde da fe de su mundo interior, sus preferencias culturales, como si la cultura consistiese en una lista de preferencias. No sé si entre las atribuciones de este hombre están también las de Educación. Dios nos ampare.

           Acabo de entender, leyendo la entrega de hoy en El Mundo, que el odio exhibido por tanto periodista, político y zascandil hacia Arcadi Espada se debe a que no lo pueden comprender. Quizá en algún momento lo intentaron, pero ya han desistido, ahora se conforman con esa cosa tan actualísima del zasca, de ahí lo de zascandil, que consiste en que alguien arremete contra alguien, sin que la razón, la verdad o la coherencia lógica sean parte de la argumentación, sino que tan solo busca un golpe de efecto que a muchos haga reír, a tantos que tampoco alcanzan a entender. Hay medios cuya única razón de existencia es el zascandileo: El Plural, The Huffington Post, Periodista Digital. El entrenamiento adolescente de sus periodistas no da para más. Arcadi debe estar relamiéndose.

           Se nota la decadencia de alguien que en otro tiempo tenía cosas que contar cuando no puede sustraerse al griterío y acepta como tema del día, y hasta como revolución social, lo que el grito impone sin atenerse a mayor criterio.

           Uno de Ciencias Políticas, otro más, que está en el origen del ascenso de algunos de los nuevos opinador@s de El País. Después de hacer un excurso sobre la mayor patología de la vida pública, la moral tribal, escribe esto: “El regocijo y el afán inquisidor con el que la oposición está recibiendo las acusaciones contra algunos ministros contrasta vivamente con su propia actitud cuando eran ellos los acusados. Por cierto, por conductas infinitamente más graves”.

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