1. No porque
el articulista se disfrace con el traje de sociólogo pasan los entes abstractos
a reales, España, Cataluña, con superior realidad a la suma de los
habitantes que los pueblan. ¿Qué opina el país de las autonomías? ¿Son tan
distantes las opiniones de España y Cataluña? ¿Vale más la opinión demoscópica
que la emitida en las urnas? La opinión demoscópica está determinada por los
sociólogos, sus encuestas y sus análisis y, de hacerles caso, de hacer caso a
quien escribe este artículo a España y Cataluña no las va a reconocer ni la
madre que las parió: “El divorcio definitivo entre Cataluña y España es solo cuestión de tiempo”, concluye. Pero aparte del sociólogo, quién más puede
afirmarlo. ¿Es eso lo que dicen las elecciones generales, que es cuando realmente
se manifiesta la soberanía popular, el cálculo racional sobre el impulso emocional? ¿Qué sería del analista, del sociólogo, del
articulista, sin opiniones fuertes, quién se las compraría?
2. La
experiencia del viento. Sopla con fuerza, indicio del cambio que se avecina
para el fin de semana. Al contrario de lo que deseo, me empuja cuando salgo de
casa, vuelo, y se me enfrenta cuando vuelvo, pero el peor momento es bajando
una cuesta pronunciada, una carretera abierta y elevada, el viento me zarandea,
apenas puedo controlar el manillar por más fuerza que hago por mantenerme en mi
carril, parece que en cualquier momento me despegará del asfalto y me lanzará
contra la cuneta opuesta a la de la marcha.
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