La partida continúa.
La portada es llamativa, sin duda, pero el significado que emerge por simple contigüidad, entre las dos fotos, es brutal, aterrador casi, pero falso, manipulador, si el lector o mirón se entretiene en reflexionar un poco. ¿Son culpables esos hombres, compañeros de partida del recién asesinado, por no haber aplazado su partida?, ¿culpables de qué? Las cuestiones morales privadas son impropias de la portada de un periódico generalista.
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