viernes, 18 de julio de 2025

Morlaix

 

 


Me paso una parte de la peli preguntándome dónde he visto esto. No es difícil saber cuáles son los padres de esta peli. Si está producida y rodada en Francia y los actores son franceses, no es difícil adivinar de dónde viene su influencia. Los padres sin duda son franceses, el cine de Resnais y de Rohmer. Los protagonistas son adolescentes y posadolescentes del bac. Se les pone a discutir con disimulada espontaneidad como si fuesen filósofos griegos sobre el amor y la muerte. Pero la madre es española. Cómo no ver a los protagonistas jóvenes de las películas de Jonás Trueba saliendo de la infancia para entrar en el mundo de los adultos afirmándose entre el temor y la pose. 

 

Pero en las pelis de Jaime Rosales se ve demasiado el artificio. Al contrario que en Trueba o en Rohmer falta la naturalidad de los diálogos que les haga verosímiles. En las pelis de Trueba vemos la desorientación de nuestros vecinos jóvenes, de nuestros propios hijos: nos dan lástima, pero poco podemos hacer por ellos porque sabemos que nuestra experiencia no le servirá de nada. Tampoco vemos el trasfondo moral y psicológico de las películas de Resnais. Detrás de aquel cine francés veíamos un tapiz de figuras vivientes que constituían los entresijos de la civilización.

 

Para mostrar su propio sello, como Jaime Rosales sabe que el sentimiento trágico de la vida está fuera de época, juega con el cine dentro del cine. En una época en que el amor y la muerte no pueden ser vividos como idealizaciones, pues neurólogos, químicos y psicólogos evolutivos tienen respuestas más veraces que los novelistas románticos para explicarlas, Rosales sitúa el amor puro y eterno en el mundo de la imaginación que es o fue el cine (Romeo y Julieta, Tristán e Isolda, Love Story). 

 

Qué ha sido de aquellos jóvenes filósofos, se pregunta el cineasta en la última parte de su película, mostrándolos adultos trabajadores con hijos, viviendo la vida rutinaria y triste de cualquier hombre. Y entonces se le ocurre la pirueta final. Vuelve otra vez al cine dentro del cine para preguntarse si no hubiese sido mejor entregarse a la locura del amor trágico.

 

No solo el guion es artificioso, encoge y ensancha la pantalla, cambia del blanco y negro al color sin una explicación clara. Ahora en Movistar.

 


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