sábado, 7 de junio de 2025

Blue Lights

 

 


Al final del penúltimo capítulo de la serie Blue Lights un niño listo consigue la clave de una caja fuerte y comienza a juguetear con una pistola. Casi sin querer dispara a través de la ventana de su casa con tan mala suerte que la bala entra en un coche patrulla que pasaba por allí. El niño ha idealizado a su tío, un antiguo combatiente en Afganistán, quien había guardado la pistola en la caja fuerte. 

 

La serie se centra en una comisaría de policía de Belfast. El fondo mezcla las enconadas enemistades entre viejos activistas lealistas y católicos con el mundo de la droga y la delincuencia en la que algunos de ellos han caído.

 

La serie es entretenida, como todas las británicas, aunque algo torpe en la realización y en la interpretación. Se hace aburrida cuando se enreda en tramas amorosas entre policías: no hay feeling erótico entre ellos. El mayor interés lo ofrecen los dilemas morales que presenta, como no lo hacen las tropecientas series que nos llegan de América o de nuestro propio país. 

 

Aquí el principal se juega en torno al niño listo. Su tío tiene buenas intenciones, acabar con la violencia que ha infectado la ciudad, pero lo hace sin sacudirse el espíritu violento que aprendió en la guerra y que utiliza para acabar con las malos. La bondad y la violencia no pueden ir de la mano, es el mensaje. Su consecuencia es el fin de la inocencia representada por el niño. 

 

Sin embargo, los guionistas no son del todo atrevidos. En el último capítulo sabremos que el niño ha disparado al coche de policía, pero no ha matado a nadie. Y más, la parte decente de la policía sabrá rescatarlo del peligro en el que había caído. Hubiese sido más realista que un policía hubiese muerto y el Estado hubiese tenido que tomar medidas con respecto al niño.

 

Blue lights es una serie británica, con eso, con que sea británica bastaría para poner el foco en ella. De momento tiene dos temporadas con seis capítulos cada una.

 


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