He de reconocer que yo quepo perfectamente en el cajón de los enfermos de literatura. Que tenga conciencia de tal infantilismo no excusa mi debilidad. Tras ver My salinger year supe de la existencia de Genius (El editor de libros, de 2016). Me costó encontrarla pero si uno bucea en el mar de Internet al final lo consigue. En la reseña de la película se hablaba de Scott Fitzgerald, Hemingway, Faulkner y otros. En realidad, solo aparece en breves planos su aura fantasmática, aunque la película sí se adscribe al género de la mitología literaria. El guion se ciñe al editor de esos 'genios', Max Perkins (Scribner's Sons), y a uno de sus escritores, Thomas Wolfe. No sé si en su país se siguen leyendo sus extensos mamotretos, en el resto del mundo está medio olvidado. Cuando la extinta editorial Montesinos editó El tiempo y el río, su novela más apreciada, corrí a comprarla, como hacía cada vez que me enteraba de una novedad o un redescubrimiento, añadiéndola a una biblioteca inmanejable. Acaricie su lomo, la hojeé, leí las primeras páginas, pero no pude con su tamaño.
La película, más que hablar del aura de los grandes escritores que simplemente aparece como pálida atmósfera, recrea la peculiar relación entre un editor y un joven grafómano que quiere comerse el mundo. De creer al guion, Perkins, en relación paterno filial con su autor, creó al escritor formateando el inmenso caudal de su escritura, dando lugar a las dos novelas por las que se le conoce: El ángel que nos mira (1929) y El tiempo y el río (1935). La película se hace larga y aburrida, ni los actores, un excesivamente contenido Colin Firth y un demasiado expansivo Jude Law, ni la trama hacen por atrapar la atención del espectador. Aunque imperfecta My Salinger year es mucho más atractiva. Genius es una película ramplona que no contentará ni a una mente que se alimente con palomitas
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