lunes, 11 de enero de 2021

Ecología viral (¿La venganza de la selva?)

 



Ahora que la pandemia está en el peor momento, convendría recordar con David Qammen (Contagio) que los virus se interconectan con otros organismos a escala de los ecosistemas, no solo de los huéspedes y las células individuales. Un virus tiene una distribución geográfica, puede extinguirse o puede sobreabundar y sobrevivir, depende de otros organismos y de lo que estos hagan. En eso consiste la ecología viral. Por tanto un verdadero especialista en virus debería tener una formación interdisciplinar, en concreto ser un ecólogo de la virologia y de la dinámica del virus, debe saber conectar la salud humana con la salud de la fauna silvestre, la salud del ganado y los hábitats que compartimos. Compárese con los virólogos de las tertulias televisivas, expertos en la caracterización de las secuencias de nucleótidos. Por ejemplo, destruido el hábitat natural de los murciélagos por la expansión del homo sapiens estos se están volviendo más sedentarios, más urbanos, no necesitan recorrer largas distancias en busca de alimentos silvestres. Los murciélagos son repositorios de gran parte de los virus emergentes más aterradores: Hendra, Ébola, Marburgo, Sars-Cov-1, la rabia, pasando por de los perros, Duvenhage, Kyasanur pasando por las garrapatas, Menangle, Tioman, Melakam, lisavirus y el Nipah a través de los cerdos, entre otros. Hay otros que tienen su reservorio en los roedores: al antavirus y el Lassa, la fiebre amarilla en los monos, el herpes B salta desde los macacos, el VIH desde los chimpancés y las gripes, como la temible H5N1, desde las aves. El sarampión seguramente saltó desde las ovejas y cabras domésticas.


¿Por qué los murciélagos? El orden chiroptera (los animales de la mano-ala), o quirópteros, comprende 1.116 especies que representan el 25% de todas las especies de mamíferos. Una de cada 4 especies de mamíferos es murciélago. Son muy abundantes y son muy sociales. Se posan para dormir en los árboles del bosque o en cuevas por miles o por cientos de miles de individuos muy próximos entre sí. Llevan evolucionando unos 50 millones de años, en una larga asociación con los virus, lo que ha contribuido a la diversidad viral. Como sus comunidades son enormes ofrecen un suministro constante de recién nacidos susceptibles de infectarse. Un virus infecta a cada murciélago brevemente, los murciélagos quedan con una inmunidad de por vida, como sucede con el sarampión en los humanos. Agotados los susceptibles el virus pueda quedar a la espera de una recuperación de la población susceptible de ser infectada y entonces puede explotar su oportunidad a lo grande.


Esto le dijo Jon Epstein, ecólogo veterinario, a David Quanman cuando preparaba Contagio: como saben los virólogos, en los virus nuevos y emergentes lo esencial es la prevención. Una vez que ya tienes el virus, no puedes hacer gran cosa.


Ahora bien, cuando los humanos perturbamos ese arreglo —cuando invadimos las poblaciones huéspedes cazándolas para conseguir carne, arrastrándolas o expulsándolas de sus ecosistemas, alterando o destruyendo esos ecosistemas—, nuestra acción incrementa el nivel de riesgo. Aumenta la oportunidad de que esos patógenos salten de su huésped natural a un nuevo huésped. El nuevo huésped podría ser cualquier animal (el caballo en Australia, la civeta de las palmeras en China), pero con frecuencia somos los humanos, debido a nuestra presencia tan invasiva y abundante. Ofrecemos una gran riqueza de oportunidades”.


Lo que determina si un patógeno llega a tener éxito en un nuevo huésped es, en gran medida, la probabilidad. Con sus altos índices de mutación y de replicación, los virus ARN son muy adaptables, y cada contagio entre especies ofrece una nueva oportunidad para adaptarse y afianzarse. Probablemente jamás sepamos con cuánta frecuencia sucede esto, cuántos virus animales contagian a las personas de manera inadvertida”.


Todo es aleatorio no hay nada parecido a 'la venganza de la selva', no hay ninguna intencionalidad natural lo que importa es la ecología y la evolución. La perturbación de los hábitats, la caza de animales salvajes, la exposición de los humanos a virus desconocidos que acechan en los huéspedes animales: esto es la ecología. Las tasas de replicación y mutación de un virus ARN, el éxito diferencial para las diferentes cepas del virus, la adaptación del virus a un nuevo huésped: eso es la evolución. Una de las cosas más importantes que hay que recordar sobre la evolución es que ésta carece de propósitos. Tan solo tiene resultados. Creer lo contrario supone incurrir en una falacia teleológica que posee mucho atractivo emocional ('la venganza de la selva') pero que resulta engañosa. No imaginemos que estos virus tienen una estrategia deliberada, no les atribuyamos una responsabilidad malévola contra los humanos. Es todo una cuestión de oportunidad. No vienen a por nosotros, de una u otra manera, nosotros vamos hacia ellos”.



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