sábado, 19 de diciembre de 2020

"Nos llamaban nazis"

 

1. Pongamos un ejemplo de la imaginación en un programa dicharachero y no por ello menos pedagógico en el que se educa una parte de viejóvenes.




2. Ahora confrontémoslo con un ejemplo práctico de la realidad escabrosa (y asquerosa)



En el primer caso, la imaginación, tan irreverente como irreal, tan campechana como regresista, de la dichachera sin complejos, que basa sus prejuicios en abstracciones ideológicas, no necesita ser confrontada con la realidad para ganarse la vida. Es más, ha hecho del prejuicio, una de las formas de la mentira, un modo exitoso de expresión.


En el segundo, la mujer que basa su queja en una desagradable experiencia que ha sido refrendada por sentencia judicial, ha de pixelar su nombre y su imagen para no seguir siendo diana del oprobio.


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