jueves, 17 de diciembre de 2020

Disputa

 



La discordia civil es una víbora que muerde las entrañas de la sociedad(Shakespeare, en Enrique VI)


Leo en el periódico una crónica eufórica de los triunfos de la coalición, narrada como si fuesen triunfos futbolísticos. Dice: “El gobierno se asegura otras dos victorias en reformas de calado”. Lo deprimente es que entre ellas esté la ley de la eutanasia, de la que dice que “saldrá adelante esta semana con un apoyo todavía mayor”.


A diferencia de la discusión entre amigos, dónde se conversa pero no se disputa, porque los amigos se reúnen y hablan para ver claro y llegar a un acuerdo, si es posible, sobre la idea que debaten o sobre el objeto en discusión, el científico de laboratorio excluye al tercero de la discusión es decir, formula proposiciones fundadas para fijar la verdad. Sus afirmaciones han de ser verdaderas, excluyendo las falsas, no cabe la ambigüedad. Desgraciadamente, en la vida cultural y política se ha impuesto la ley del tercero excluido. La ley, que ha de ser precisa, abarcando la mayor parte de los casos posibles, tiene que dejar abierta a la interpretación los casos particulares que han de contemplar las circunstancias. No así las sentencias que han de ser precisas, estableciendo la verdad en cada caso. La ley, más en una ley tan importante como la ley de la eutanasia, ha de ser de todos para todos. La coalición y sus palmeros actúan como si fuese suya.


La desgracia de la actual política en general, y de España en particular, es que la agria discusión se ha tornado en solo disputa, con dos bloques enfrentados en los que no cabe el tercero porque o se es blanco o se es negro. La ley de la eutanasia que debía de ser un logro de la razón se presenta como un triunfo de una coalición.


No hay comentarios:

Publicar un comentario