lunes, 11 de noviembre de 2019

Votantes



Se dice, decimos con un punto de soberbia y presunción, que tenemos los peores políticos. No lo discutiré a la vista de los resultados y de los monstruos que su inacción ha regurgitado, pero prefiero poner el acento en los españoles, los votantes, son ellos, quiénes uno a uno, votando o absteniéndose, hacen la suma, dibujan el arco, son ellos quienes han puesto a los políticos donde están. Y si decimos que tenemos los peores políticos también deberíamos decir que tenemos los peores ciudadanos. ¿Acaso somos ciegos o sordos? ¿Por qué culpar a otros del resultado de nuestros actos? ¿Hemos de acogernos cada vez a una minoría de edad de la que en el resto de la vida nos mostraríamos ofendidos si nos la achacasen?

Esta es la preocupación del día, ¿cómo hemos llegado hasta aquí, a esta falta de nervio moral? ¿Falta de sustancia en el sistema educativo, en los contenidos culturales, en la conversación pública y privada donde los hombres sabios ni ofrecen temas ni ordenan el discurso? ¿De qué hablan nuestras películas y series, los libros que leemos, cómo nos entretenemos? ¿Habrá quien al elaborar un nuevo programa tenga en perspectiva el bien común, los formidables retos, y que sepa que su paso por la política es temporal y que nadie se acordará de él en unos años si no ha sido capaz de ofrecer algo útil y atractivo?


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