viernes, 1 de marzo de 2013

Blue Valentine



            ¿Qué acaba con el amor? ¿Qué destruye una pareja, cuándo comienza a desmoronarse? Algún día lo precisarán los químicos del cerebro, darán una respuesta al funcionamiento de las emociones. Mientras tanto describimos lo que vemos o acumulamos experiencia, sin mucho éxito, porque las experiencia siempre son distintas, distinta la dialéctica de las parejas.

            Blue Valentine -el recuerdo de una canción que trae del pasado momentos felices- habla de una pareja en concreto. Una pareja interpretada magníficamente por Ryan Gosling, actor de moda, y Michelle Williams, en especial por el primero que interpreta dos veces, a Dean, el muchacho lleno de optimismo y de esperanza, cuando conoce y persigue a Cindy, una joven cabraloca alterada por la química del sexo, que quiere ser médico, y la acepta preñada para iniciar una relación de familia, y el padre de familia que ha reducido sus muchas habilidades, hacer música, pintar, a un trabajo de pintor de brocha gorda. La vida ordinaria los reduce, los trasforma: Dean pierde el optimismo, la sonrisa, también el pelo –Ray Gosling es literalmente otro-, su carácter se agría, desconfiado, celoso, gruñón, agresivo, Cindy, por el contrario se dulcifica, se hace mujer adulta, responsable, trabaja en un hospital donde se le presentan oportunidades, pero cada vez con menos capacidad de aguante. La peli, como cualquiera de nosotros cuando contamos lo que nos ha sucedido, muestra los síntomas, el cambio, pero a duras penas las causas.

            La peli va alternando la primera etapa del enamoramiento y la segunda, la del desmoronamiento, a partes iguales, con el mismo peso, sin que predomine más el presente que el pasado, con lo que no se tiene la sensación del intrusismo del flash back. Es un logro. Gosling y Williams son los protagonistas absolutos, el resto de los personajes son episódicos.

            La peli me ha gustado. Es fácil reconocerse. Es descriptiva, como digo, no busca culpas, ni explicaciones psicologistas, es moderna, nos retrata, y está muy bien hecha, y, por eso, por su falta de pretensiones didácticas o morales, merece ser recomendada. No sé qué le falta para ser una película redonda, memorable, pero le falta poco. En otra época, cuando la gente iba al cine y hacía colas, ésta estaría en la cartelera atrayendo a la gente, pero los tiempos están cambiando, todo está más fragmentado, también las relaciones de pareja.

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