
La pregunta es, ¿puede una historia como ésta decir algo a la sensibilidad actual? ¿Por qué no me entusiasma, por qué no me atrapa? No se trata sólo de si los cantantes son los adecuados, de si sus voces brillan, de si el escenario es el apropiado, de si la dramaturgia… Todo eso sería como decir que en mi última visita al Prado las Meninas no estaban bien iluminadas, pues el día era lluvioso, que la salas de Velázquez estaban tan concurridas que había que avizorar entre las cabezas, que el griterío impedía la contemplación. No es una comparación caprichosa. Una ópera en el Liceu no es muy distinta de una visita al museo. No es sólo que la historia sea antigua y pasada de rosca, es que la música y la representación son para un público de otra época. La ópera no ha salido del XIX. Se llama a directores de cine o de teatro (Àlex Rigola en este caso) para que den un toque de modernidad, y a veces consiguen levantar un destello, pero no la función. Seguro que hay musicales más interesantes. Pero un musical se conforma con ser es un género y la ópera pretende ser arte. Habría que buscar a los creadores de nuestro tiempo, quizá los guionistas de serie de televisión podrían ser los nuevos libretistas y los raperos o rockeros los músicos, y darles carta blanca. Si es que la ópera tiene remedio. Pero los dueños del tinglado, los políticos que lo financian creyendo prestigiarse y el público que añora un mundo que ya no existe no querrían esos cambios y los jóvenes creadores se divierten de otro modo y su público es otro.
¿Será una tragedia el cambio climático? No para todos. Muchas empresas ya están haciendo suculentos negocios a cuenta del lobo que está por llegar. “Citigroup ha identificado las oportunidades que pueden surgir en los próximos tres a cinco años como reacción a la amenaza de calentamiento global. Edward Kerschner, su analista jefe de inversiones, clasifica las implicaciones para los inversores en tres grandes categorías (físicas, regulatorias y de conducta) y selecciona a los potenciales ganadores en un amplio informe que incluye a 74 compañías de 18 países”. “La apuesta por las energías renovables ha situado varias empresas españolas entre las ganadoras del cambio climático. Iberdrola, Acciona, Abengoa o Gamesa ocupan puestos de primera fila dentro del negocio eólico, de biocombustibles o de energía solar. Están entre los líderes mundiales y los inversores han premiado su apuesta, que se ha traducido ya en fuertes subidas en Bolsa durante los últimos años. Son campeones del desarrollo sostenible”.
El paisaje se llena de gigantes blancos con sus enormes palas metálicas.
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