En el 480 a.C., las ciudades griegas creyeron que podrían entretener al enorme ejército persa de Jerjes en el paso de las Térmópilas, mientras con la flota dirigida por Atenas organizaban la defensa definitiva de Grecia en el estrecho de Eubea. El rey espartano Leónidas y sus 300 hoplitas, únicos soldados profesionales entre los griegos, serían la fuerza destinada a morir combatiendo. Por supuesto, como se suele hacer en todos los pueblos, los historiadores griegos (Herodoto el que más) magnificaron esa gesta. Los griegos contaban con la ventaja de la angostura del desfiladero y sus escudos y largas lanzas en la lucha cuerpo a cuerpo. Los persas con sus soldados, que multiplicaban varias veces a sus enemigos, y su cuerpo de arqueros. La resistencia de Leónidas y sus 300 fue feroz e incansable. Sólo pudieron ser derrotados, al quinto día, por la traición de Efialtes, que condujo a los persas a la retaguardia de los griegos a través de un camino escondido tras la montaña. Los espartanos murieron en la batalla, pero la moral del ejército persa quedó diezmada. Las Termópilas ha sido un lugar mítico en la imaginación de Occidente, el símbolo de la resistencia ante un enemigo temible, el sacrificio de unos pocos valientes en defensa de la libertad y el honor de un pueblo. Antes de ahora ya lo había tratado la literatura y el cine. Ahora llega de nuevo a las pantallas, 300, de la mano de un cómic escrito por Frank Miller. Los espartanos son hercúleos, viriles, valientes; los persas afeminados, de piel oscura, enturbantados. No es difícil hacer la traslación espartanos = americanos, persas = iraníes. Los cómics tienden hacia el esquema y la abstracción. Es lógico que así sea; no queda mucho espacio para la explicación y el orden lógico entre la exuberancia del dibujo y los ojos de los lectores jóvenes. En las mentes juveniles tienen asiento los valores extremos de la épica: el heroísmo, la traición, el sacrificio, el maniqueísmo al fin. Lo que no parece tan lógico es que todo eso se mantenga en una película para adultos, con actores en vez de viñetas animadas. Probablemente EE UU, donde se produce la película, necesite una inyección de moral, pero si eso ha de ocurrir a través de una película tan simple, significa que los políticos y los intelectuales han fracasado.
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Más sobre el calentamiento global. El Channel Four ha emitido recientemente un documental, que ya está disponible aquí, titulado El gran timo del calentamiento global, en lo que parece una réplica en toda regla al famoso documental de Al Gore. Los científicos consultados hablan de los factores que durante siglos han provocado que la tierra se caliente y enfríe, los cambios en la actividad del Sol, la actividad de los volcanes o las nubes. La actividad humana no tendría tanto efecto sobre el clima como esos y otros muchos factores. Aquí un resumen de ese documental, y aquí uno aún mejor, de un especialista en ciencias medioambientales.
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