Me ciega el sol en su último destello
Antes de hundirse monte abajo
La ciudad es una ciudad de cementerios
Veo el atardecer desde pequeños monolitos
En cada tumba uno dos o tres cestas de flores bien compuestas
Rosas rojas lirios claveles blancos y amarillos
Cuando levanto los ojos de la horizontal quebrada y profunda del río
Torres minaretes un muy alto campanile
La ciudad desaparece entre las sombras
Hendida bajo el peso de la cruz y de la demediada luna
El aire es vertical
En el cerro más alto una cruz metálica brilla más que el sol
En otro cerro destella la cruz dorada serbia
El diálogo se atasca en un silencio sordo
Torres cúbicas contra prismas octógonos
Pirámides y cúpulas contra balcones
En el medio los bajos alminares
Tenía Cristo el triunfo a mano
Cuando a las 8:14 de la tarde
Las mezquitas han hecho sonar los altavoces
Ni el gallardo campanile
Ni la cebolla ortodoxa han sabido qué decir
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