Sin
embargo, la novela tiene un gran momento, el único, por el que ha merecido la
pena continuar, aunque no tanto llegar hasta e final, una escena en la que uno
de los personajes asiste atónico a una performance de una directora moderna de
programa de televisión, cuando la movida. Hay un desfase en realidad, de
unos años, entre la época de la novela y la movida. La mujer invita a su
casa a uno de los personaje de la novela, un tal Varilla, un currante de vida
tristona, y a un pintor valenciano, se ducha, aparece luego medio tapada medio
desnuda con la mayor naturalidad, después viene la cena, unas rayas de coca y al
final se lo folla, con el otro invitado dormido en el sofá, sin que Varilla salga
de su sorpresa, entre humillado y complacido. Seguro que AT recuerda alguna
escena así de cuando él trabajaba también para un programa parecido en la misma
televisión, en la misma movida. Por lo demás, la novela está concebida
como un episodio de la historia reciente, con personajes mas o menos
arquetípicos, representantes de diferentes ambientes, obreros que hacen lo que
pueden para ir tirando, putillas desesperadas, modernos desacomplejados y
chulillos, fachillas de bigotillo y violentos, jóvenes proges a la espera del
éxito, un Madrid en transición. Costumbrismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario