domingo, 6 de julio de 2025

Amplía el foco

 

 




Amplía el círculo. Estás ahí en una terraza soleada tomando el café mañanero. Tú como un universo que lo contiene todo, al menos el todo que conoces y lo que podrías conocer. Un mundo que se basta a sí mismo. Para ti, eres el centro del mundo, no puede ser de otro modo. Si no pensases así la vida carecería de sentido. Observa alrededor. En esta mañana dominical parece que los que se han quedado en la ciudad son los desvalidos, mundos truncos, se acercan al final o necesitan de otros para sobrevivir.

 

Abre el foco. Esta ciudad si la sitúas en el mapa no está en el centro del mundo. Como tampoco ayer lo está, que ya pertenece a otro universo: si hubieses estado pegado a las noticias, todo giraba en torno a Salazar - ¿quién es? -; ya no está, ha desaparecido del foco. Pero ¿acaso Sánchez y Feijóo permanecerán mucho en él? 

 

Si vuelves a ti son otras cosas las que conforman el universo: tus sentimientos; el día, la luz, la temperatura, la tormenta vespertina, el viento actúan sobre tu cuerpo: quizá este no sea el día en que todo cambia para ti; como planetas, aquellas personas que han sido importantes para ti han ido saliendo, ampliando la órbita que giraba en torno a ti hasta escapar y conformar otros sistemas de atracción. 

 

Si vuelves a Salazar, a Sánchez y a Feijóo los ves como algo inesencial. La política ya no se ocupa del bien común, es una rama seriada del entretenimiento, como el fútbol, como el corazón. Nada de lo que hagan o digan formara parte de la centralidad. No sientes que vayan a mejorar tu vida. Ninguno de ellos va a mejorar tu vida, sino, con toda probabilidad, la empeorarán. Lo que dicen desde la tribuna no contribuye a que se alce en ti un gramo de ilusión. Aún les quedan restos de poder para amargarte la vida, pero ni una sola palanca para ilusionarte. Ni siquiera Van der Leyden - ¿quién es? -, como si una inteligencia exterior que manejase los hilos hubiese sacado del baúl a los peores, a quienes solo tienen poder destructor: Trump, Putin, Xi. Tiempos oscuros.

 

Paseas por el centro de la ciudad - lleno de turistas - tan ordenadito, tan limpio el suelo bonitamente embaldosado ¿Lo percibes? ¿No lo oyes? Un diablillo te dice al oído: El mundo que conocías y en el que confiabas se está desmoronando. ¿Te convenía que te dejases engañar? ¿Creíste que la utopía era posible? ¿No la viste como tal?

 


Se amplías algo más el foco y te sitúas en el mapa, ves la pequeñez del país en el que vives, la península europea en la masa euroasiática. Europa tuvo peso durante un breve periodo, en los siglos que van del XV al XX. El mundo recupera la forma que tuvo antes de eso. Solo tienes que comparar el mapa que te enseñaron en la escuela con el mapa que enseñan a los niños chinos en la suya. ¿Dónde está la distorsión? Piensa en la demografía, en el intercambio comercial, en la acumulación de riqueza, en la tecnología, en las disputas. La palabra china para China fusiona dos caracteres, (zhōng), que significa medio o central, y (guó), que significa reino o país. Juntos, esos caracteres forman 中国: Reino Medio. Ellos siempre han creído que eran el centro del mundo.

 

Trump es un hombre malo, pero quizá por ello tiene una visión más realista de las cosas: piensa en masas continentales y en cómo se está reconfigurando el mundo: Europa es una península cuyo peso en el mundo se ha diluido frente a América del Norte, a Rusia, a China y a la India. 

 

Como consuelo, puedes pensar que tampoco aquí en nuestro entero mundo está el centro, esa motita azul que apenas se vería desde cualquier otro lugar del universo si alguien mirara. "Simplemente mejórate a ti mismo. Eso es todo lo que puedes hacer para mejorar el mundo" (Ludwig Wittgenstein).

 


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