En
algún observatorio, en algún despacho, en alguna buhardilla,
alguien está dándole
vueltas a ver cómo lo hacemos pasar. No es que sea urgente, los
partidarios se mueven lentamente, aceptan lo que ocurre y son inmunes
a las críticas porque tienen localizados a los adversarios, conocen
uno a uno los nombres de quiénes han de reírse o maldecir u odiar,
aquellos que una vez les incomodaron haciendo bailar una idea que
tenían bien asentada, una duda que floreció brevemente, no es ese el peligro, ya no los leen y si los
escuchan porque se les ponen delante por un descuido o por el mero azar, su imagen o el timbre de su voz
son suficientes para desecharlos, el peligro es el paso del tiempo,
la rutina, la normalidad, no tanto el que no se hagan cosas, que no
haya novedades importantes, llamativas, que alguna habrá, del tipo
prohibido fumar o el matrimonio amplio o la buena muerte,
qué sé yo, un referéndum sobre Cataluña, una prohibición de los
toros, el peligro es que decaiga la idea de enemigo, porque este no
aparezca suficientemente pintarrajeado, o porque no se tengan más
ideas con las que ensuciarlo o que todo dé igual porque nada sucede,
en estos días en que hemos normalizado lo inaceptable, que hasta
los contrarios tras algunos signos de irritación se retiran a sus
cuarteles de invierno, cómo mantener la movilización, de eso se
trata, si no se hace la gente terminará por desconectar, quedarse en
casa repantingada en el sofá o yendo al centro comercial o a gritar
al campo de fútbol los domingos cuando el niño juega en el
equipo del
colegio y
hasta es posible que tras dos o tres o cuatro años de nuestro equipo
en el gobierno alguno, unos pocos, siempre son unos pocos aunque
suficientes, tras esos años dedicados a la crianza o al abuelazgo
desenganchados de la actualidad, reconectados vuelvan a ver las cosas
de otro modo, y
los que vienen de abajo, en qué lugar del espectro se situarán,
cuál será el ogro que querrán combatir, para ellos seremos los
hermanos mayores asimilados, y entonces el poder se nos escurrirá de
las manos por una larga temporada.
Palabras globo.
Palabras globo.
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